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La Masacre de Town Creek

 

Extraña resultó la producción que digirió el 2009 Joel Schumacher. Este director, que normalmente se ha movido en el ámbito del thriller de suspense, con más  (Última llamada 2009)  o menos (El número 23, 2007) éxito. Pero desde luego, realizar una película de terror no entraba dentro de las expectativas.

Más aún una película de baja producción, con escasos actores de galardón (Michael Fassbender es la única cara conocida y aún no era en 2009 el actor de renombre que es hoy en día) y con un tono de violencia explicita que no se había visto en Schumacher ni en sus películas más truculentas, como podría ser Asesinato en 8mm (1999).

Sin embargo el film es realmente decepcionante. En realidad Schumacher se siente perdido en un género que no es el suyo, además de tener que lidiar con un guión ciertamente malo. Y es una pena porque el tema e incluso los primeros minutos del film prometían. El argumento deTown Creek nos sitúa en una pequeña aldea norteamericana, primero mediante un flashback en blanco y negro, en una familia de origen alemán, que recibe la visita de un oficial nazi, que se instala en su casa buscando unas antiguas runas que supuestamente los antiguos vikingos depositaron en no sé sabe bien que viaje. Un claro mcguffin para que el director vuelva al presente (está vez en color, claro está), donde parece ser que nuestro nazi sigue vivito y coleando, después de convertirse en una especie de Zombie nazificado con poderes evidentemente sobrenaturales. Para sobrevivir debe beber sangre humana de gente viva, por lo que la familia alemana lo adopta como buena mascota.

Una auténtica pena porque el guión no hace realmente hincapié en el ocultimos nazi, que aunque a mucha gente le pueda soprender, fue realmente notorio. No es sólo la anécdota de que el segundo de Hitler, Heinrich Himmler buscara con afán el Santo Grial en Montserrat, sino que el propio Hitler estaba influenciado por muchas de la teorías que Alfred Rosenberg y compañía proclamaban. Para más señas, la Anhenerbe era una sociedad promovida por los nazis para la búsqueda de muchos objetos de poder, en los que se encontraban la lanza de Longinos o diversas runas.

Pero como decía, en realidad el guión utiliza el recurso del nazi para dotar (fallidamente) de más interés al monstruo del film. Porque en definitiva, la película no deja de ser un slasher clásico, pero con un trasfondo esotérico. Pero ni como producto eficiente la película logra emocionar. Para empezar, una vez el director ha terminado de confeccionar el prólogo en blanco y negro (claras ínfulas para dar caché al film, aunque por lo menos se respetan las conversaciones en alemán) se nos presentan a dos protagonistas que son hermanos y que no entendemos muy bien que relación existe entre los dos.

Seguramente porque Scumacher quería obviar los tópicos y trata de construir una película pretendidamente original, pero en el intento se le olvida construir la lógica. Porque el prólogo puede ser más o menos cuestionable, pero lo que no tiene ninguna justificación es la presentación de los protagonistas, que se hace sin conectar correctamente las piezas del puzle. No era muy difícil dar un poco de entidad a los dos protagonistas (qué sé yo, algún diálogo creíble entre los dos), pero en vez de la lógica Scumacher opta por una estética trasnochada que aleja al espectador de primeras. Se supone que el hermano mayor fue secuestrado por la familia de los alemanes hace dos años, pero eso lo descubrimos mucho más tarde.

Luego viene el enfrentamiento, y resulta rutinario. Porque en una película de estas características, una vez has optado por construir un espectáculo cercano al slasher, debes por lo menos mostrar alguna secuencia de interés o suspensa. Sin embargo Town Creek es rutinaria. El morbo del oficial nazi queda en agua de borrajas porque el guión decide romper sus propias pautas. Ahora parece que es una bestia, ahora habla, o bien no puede entrar en casa porque hay unas runas pintadas en la pared que se lo impiden. Eso sí, el nazi es un auténtico Gourmet que sólo carne poco hecha. En una de las secuencias más lamentables del film uno de los dos hermanos dispara a un pobre hombre que está siendo devorado por el nazi en cuestión, pero nada más recibir el disparo parece que al nazi ya no le interesa la carne.

Simplemente un pequeño apunte por finalizar. El presupuesto de la película es tan bajo que la mitad de la película pasa a oscuras (o eso o los responsables de fotografía son unos inútiles), con lo que no se ve absolutamente nada en muchas ocasiones en las que está sucediendo una acción.

 

KyriosImagen